Susurran tu nombre - Alex North

2º UN AMOR NOTORIO

¡Lady Helena Laverick está al límite de su cordura! El único hombre que puede ayudarla a encontrar a su joven hermana fugitiva es ese sinvergüenza de Daniel Brennan, el hombre que jugó con sus emociones el verano anterior y luego se fue. Para empeorar las cosas: ¡solía ser un contrabandista! Aunque la Guía de etiqueta de la señora Nunley para señoritas nunca lo aprobaría, Helena debe ir tras su hermana fugitiva en compañía de Daniel. Odiaba admitirlo, pero estar con él era extrañamente liberador, y un delicioso hormigueo le advierte a Helena que algo más que su reputación puede estar en peligro... cada vez que él esté cerca.

Daniel considera que la mayoría de las reglas de la dama primorosa son ridículas, pero cuando ella tiene que hacerse pasar por su esposa por el bien de su apariencia, inmediatamente imagina las delicias de compartir una habitación. La inesperada pasión que arde debajo de su exterior apropiado enciende su deseo, y la vulnerabilidad oculta bajo su frío control hace que la anhele más. Sin embargo, Helena es una dama, y él es el hijo de un bandolero. ¿Cómo puede pedirle que comparta su mundo?

3º DESPUÉS DEL SECUESTRO

Después de dos temporadas en Londres y una veintena de pretendientes de la sociedad rotundamente aburridos, la encantadora Juliet Laverick todavía anhela a un solo hombre: Morgan Pryce, el sinvergüenza que la secuestró hacia dos años. Pero su determinación de llevarlo ante la justicia no ha disminuido, ni siquiera cuando el hombre que ella confunde con Morgan, su hermano gemelo Sebastian, le cuenta algunas noticias impactantes: su misterioso amante ha desaparecido.
Sebastian Blakely, el barón Templemore, no se atreve a admitir que él es a quien Juliet busca, y mucho menos que sea su beso lo que ella todavía anhela. Confesar el secuestro solo traería desastre y escándalo sobre ambos. Sin embargo, ¿cómo puede convencer a Juliet de que abandone la búsqueda de su amante soñado cuando todo con lo que él sueña es con volver a abrazarla?

4º DANZA DE SEDUCCIÓN

Ya es bastante difícil para Lady Clara Stanbourne dirigir su casa de Londres para carteristas reformados sin tener que lidiar con un criminal en el negocio justo al lado. ¡El misterioso Capitán Morgan Pryce obviamente está tratando con propiedad robada, y nunca permitirá que el sinvergüenza apunte a los niños por mal camino! Pryce está muy equivocado si la cree un delicado capullo de rosa que puede hacer florecer con palabras suaves y promesas apasionadas y tácitas. Ahora, si Clara pudiese apagar el ardiente anhelo que el encantador hombre enciende dentro de ella...
Morgan desea poder decirle a la exquisita Clara la verdad: está trabajando encubierto para romper un círculo de crimen. Su mente debería estar en su deber, sin preguntarse cómo se sentiría sostener a Clara en sus brazos y saborear sus deliciosos labios. Pero ahora que ella ha entrado en ese juego más peligroso, Morgan sabe que él debe tenerla, a pesar del peligro real de su misión secreta... ¡y de su corazón!

5º CASADA CON EL VIZCONDE

Abigail Mercer estaba sin aliento por la anticipación de reunirse con Spencer Law, un hombre que conoció en Estados Unidos y con el que luego se casó por poder. ¡Pero ahora el elegante vizconde Ravenswood niega todo conocimiento de su unión! Demasiados testigos han hecho imposible que el reservado Spencer rechace a su "novia" sin causar un escándalo. Su solución: casarse de nombre solo hasta que puedan localizar a su misterioso hermano menor ausente, Nat, que parece ser el responsable de todo, y desenredar su desordenada aventura.
Abigail está indignada, furiosa... e irresistiblemente atraída por este hombre guapo e irritante que esconde su ardiente pasión detrás de un exterior adecuado. Entonces la mujer aceptará sus términos con una condición: Spencer debe sellar su trato con un beso. Cuando Spencer está de acuerdo, encuentra que un beso profundo y prolongado no solo es inolvidable, sino que no es suficiente. Mantener las manos alejadas de su bella esposa va a ser mucho más difícil de lo que pensaba...